sábado, julio 14, 2007

Somos unos blanditos

Fuimos criados por madres que usaban fritolín, metian todo en el horno, y las cuales nos inculcaron que 'las cosas fritas' no son sanas, cosa que puede ser cierto, pero a pesar de eso, ninguna de nuestras abuelas hubiera osado no freir una milanga.

Hoy, parece que si uno acepta que prefiere una napolitana que rebose de aceite es un suicida o una persona incompleta. Estoy segura que hasta hay personas que no lo admiten en público, pero que la deseean en secreto. Puede que haya a quienes realmente no les guste esta clase de comidas pero juzgar a quienes si, como si fueran personas asquerosas me parece un poco mucho.

Preferimos la milanesa al horno, ponemos cara de asco cuando alguien se come una empanada frita, comemos ensalada de rúcula y champignones, 'cus-cus' con frutos del bosque, y hasta la mixta está 'demodé'
Uno ya no va y pide flan con dulce de leche, sino que termina comiendo "creación de melón, entre nubes de azúcar perfumada". Que resulta ser un purecito verdoso y desabrido con caramelo.
Esto es una vergüenza y me incluyo, el que esté libre de esta historia que arroje la primera piedra.
Nos hemos vuelto unos maricones. He dicho..

1 comentario:

J.Cardama dijo...

Tienes razón, conozco a más de un gordito que disfruta en secreto de sus pasteles de carne y luego se declara vegetariano. XD