viernes, octubre 02, 2009

A mi no me lee ni mi vieja.-

Y mirá que mi vieja es copada y tiene historial largo y parejo, de haber hecho cosas por mí.
Enumerando así a la pasada...se comió con una sonrisa el primer biscochuelo que improvisé, y que se me ocurrió teñir de azul pitufo. Se bancó mi rebeldía adolescente sin perder la cordura, o sin perderla demasiado. Y mirá que yo era pesada. Si la Sra. me decía no a algo, la perseguía con actitud de 'el aire es libre' y no la dejaba ni pillar en paz.
Toleró que de pequeña le gritara maldita como una poseída, mezclando alaridos de 'mi mamá me quiere matar', cuando simplemente me ponían en penitencia.
Se tragó mis caras de culo mañaneras, que con el correr de los años han ido desapareciendo, pero que durante mi infancia y pubertad, eran cosa de todos los días, y 'guay' con que me hablaras antes de que yo emitiera palabra apenas me levantaba. 'Guay'.

Mi mamá, diosa genial.

Me dió permiso para tatuarme 'algo chiquito', cuando tenía 17, y me aparecí con un tribal que cruzaba mi cintura de lado a lado, y de yapa un piercing en la napia. Y no dijo ni pío.
Mi vieja que presenció batallas campales entre mi hermano y yo, en que nos revoleábamos objetos contundentes y manotazos estilo tres chiflados.
No dice nada pero siempre sabe. Me conoce. Se hace la sota, sino hace falta decir nada, y si hace falta, va y te lo dice, y listo, jodete por pendeja pelotuda. Aunque cada vez soy menos pendeja, pero me queda todavía lo de pelotuda.

Yo amo mi mamá. Porque mi mamá me mima. Mi mamá me ama.

Pero no me lee.
Como no me lee nadie.

(Y acá les saco la lengua a todos!!!)

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