Desear algo a veces es una trampa.
Porque uno está seguro que "ESO" que desea, es lo que necesita, es la pieza que le falta para poder respirar tranquilo.
Incluso, a veces, llegamos a pensar que con "ESO", seríamos felices.
El hueco de lo que no se tiene, representa el vacío pero también la esperanza de poder llenar ese espacio.
No importa si lo que se desea, es un auto, una mujer, bailar, que alguien se cure, unas vacaciones, recibirse, que alguien se muera, un par de tetas o entradas para un recital.
La insatisfacción de lo que no se tiene, es frustración y al mismo tiempo energía.
Porque no estoy hablando solamente de la meta, del deseo cumplido. Hablo del combustible que es desear. Esa energía violenta que te mueve termina siendo más importante. Hablo del impulso que te da en las tripas, que se retuercen y hacen que te levantes, que hagas, que le pongas sangre al día.
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